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Las Guerras de Brujas: Consejos para la resolución de conflictos pagan style (1)

... O cómo aplicar el hashtag #alloraralallorería en tu día a día.


LA SERIE CONSEJOS QUE NADIE ME HA PEDIDO PERO QUE AÚN ASÍ REGALO BECAUSE PATATAS.

Esta semana se han puesto en contacto varios pequeños grupos de personas mágicas inmersas en un par de conflictos públicos, pidiendo comprensión y solidaridad. Se supone que, como yo siempre he hablado claramente sobre los conflictos que otras personas han desarrollado alrededor de mi trabajo, tengo buen oído para escuchar y buen corazón para comprender. Básicamente, esto es cierto, pero soy lo bastante vieja y llevo los suficientes años en la espiritualidad como para saber que lo que hoy es conflicto, mañana es alianza y lo que hoy son intereses comunes, mañana es guerra encarnizada. Es bastante desalentador... aburrido también. Y peligroso. Pasan los años y parece que nada cambia. No sé si es porque, en todos estos conflictos, en la mayor parte de los implicados, las creencias, moral y valores religiosos desaparecen más rápido que un cogollo de super skun en la puerta de una discoteca en cuanto los ánimos se calientan, o porque, en realidad, esos valores ni existen, ni se conocen, ni se tienen en cuenta.


El mundo "espiritual", amigos.


A finales de los años 80 y principios de los años 90, saltaron en el mundo mágico y pagano norteamericano una serie de conflictos que se dieron en llamar las Guerras de Brujas que estuvieron a un tris de acabar con toda la espiritualidad alternativa americana, además de casi conseguir que las religiones neopaganas no fueran legalizadas allí. Pero a un pelo fino. Los que seguimos aquellos asuntos, entre horrorizados y escandalizados, aprendimos varias valiosas lecciones que intentamos, inútilmente según parece, aplicar en nuestro día a día en el mundo hispano hablante. Así que, prepárate para la entrada (seguro) más larga que haya escrito nunca en el blog, en un nuevo caso de la Serie Consejos que nadie me ha pedido, pero que generosamente regalo, because patatas, y desespérate ante tanto texto si eres de los que ya han perdido las últimas funciones cognitivas y te comunicas con tus coetáneos a golpe de meme y stories furibundo, porque esto no se explica, ni se soluciona, con un par de gifs y dos tuits, hashtag comunidadpaganaunida, hashtag troleopagano. Todo este artículo está escrito con el mayor sentido del humor posible y exagerando. Exagerando mucho. No te lo tomes personalmente: Al fin y al cabo, cuesta sacarla, pero con un par de duchas acaba saliendo toda la purpurina. No dejes que se te pegue.

No soy yo. Es ella.

En la mayoría de los conflictos públicos mágicos, hay cuatro modelos de comportamiento totalmente tóxicos que tenemos que intentar evitar. Primero, para no ser el hazmerreír de todo el que está observando (y nos observan, créeme). Segundo, para no dañar nuestra propia imagen pública, y nadie que tenga un perfil en abierto puede decir que el tema no le preocupa, porque no cuela. Y tercero, y más importante, para sobrellevarlo todo de la manera más espiritual posible. Porque, oiga, no se trata de ser mágico cuando uno está de buen humor y la vida le sonríe. Eso lo hace cualquier wannabe compra seguidores ¿No? Esto se trata de ser buena gente y construir un mundo mejor... ¿O no? A saber.


El Justiciero: El justiciero es un tipo de pagano, o eso dice, generalmente creador de contenido, que no crea, solo reacciona. Su contenido está formado básicamente por reacciones al trabajo de los demás. Lo que los demás hacen mal, lo que los demás no saben hacer, lo muy equivocados que están los demás. El justiciero considera que todos los que no ven lo mismo que él y no se indignan son ignorantes o tontos (o, si tienen más seguidores que él, malas personas) y que es su deber informar a todos, hacerles cambiar de opinión y convencerles de que lo que sea que está ocurriendo es una injusticia social, que no hay errores, solo malas intenciones y que hay que eliminar del mundo (SU mundo) al que ha caído en desgracia. ¿Qué el trabajo de alguien no les gusta? Es que es malo, o mentira, o un fraude... ¿Qué alguien piensa o tiene creencias diferentes? Es que le está atacando y hay que defenderse. En cualquier caso, hay que acabar con ello, chi cheñor. Tanto tiempo dedicado a abrirnos a todos los ojos, destapar engaños donde no los hay y alentar a la venganza y la destrucción del prójimo, no le deja demasiado tiempo para estudiar, experimentar o sencillamente pensar. Por ello, es bastante copión, poco original y aburrido. Pero lo compensa con mucha polémica y apuntándose a cualquier movimiento social de reivindicación. Si luego se comprueba (SIEMPRE) que se estaba equivocado, ni se disculpa, ni se avergüenza ni aprende. Les reconocerás porque nunca tiene una nota positiva que aportar y porque si no le hacen casito, hace publicaciones llorando porque enemigos imaginarios le atacan. Son unos crack. Suelen llevar mucho tiempo en el mundillo (desde la infancia dice siempre el justiciero) y están firmemente convencidos de que si no triunfan es por las malas artes de los demás, no porque su contenido sea infumable. Mundo cruel. Sumergirse en sus redes sociales antiguas es una fantasía de publicaciones sin likes e intentos de crear dramas que no cuajaron. Cuando uno cuaja, no lo soltarán ni aunque les cueste la salud mental.


- La Comunidad Unida: Son un grupo de personas variables en número e individuos que se sienten taaan aliviados de no ser los protagonistas del conflicto y taaan superiores por no haber cometido ningún error social que les haga foco de atención negativa que, ante cualquier problema social, se unen entre ellos para demostrar que son diferentes, más morales, más buenos y más serios que los demás. Generalmente, estas comunidades son de generación espontánea, a sus miembros normalmente no los conocía nadie antes del conflicto y duran menos que un pan recién hecho en el desayuno, porque no les unen intereses comunes, sino odios comunes y mucho, mucho síndrome de impostor. En poco tiempo, comienzan las rencillas internas, que a su vez les suelen sub-dividir en nuevas y más pequeñas comunidades unidas, que odian, por diversos motivos, a sus ex compañeros. Generalmente porque los consideran gordos y feos. Desde fuera no se entiende ni papa, porque donde dije digo digo Diego, y porque no se entiende que antes estuvieran a partir un piñón sin siquiera conocerse y ahora no se den ni los buenos días. De vez en cuando hacen alguna proclama, muy en serio, acusando a los demás precisamente de las cosas que ellos mismos hacen, como por ejemplo, bullying, acoso, injurias, persecuciones por odio religioso, etc. Suelen tener en común con los justicieros una misoginia de mucho cuidadito y usan a estos como a sus perros de presa, jaleando su comportamiento y alentándoles a atacar a cualquiera que no les guste. Entre ellos tampoco se gustan, por lo que suelen ponerse a caldo por detrás, con lo que demuestran con rapidez que ni comunidad ni unida, pero oiga, como son impermeables a la opinión de cualquiera, ni se enteran que sus idas y venidas las conoce todo el mundo. De vez en cuando fomentan un nuevo drama para revivir el sentimiento de unidad y reivindicación, pero ya nada es lo mismo. Snif. Pasan infinitas horas stalkeando las redes ajenas y viendo qué está de moda, así que sus perfiles suelen parecer una copia de una copia de una copia de una copia de cualquier cosa que estuviera de moda hace dos meses. O dos años. Siempre están a punto de sacar el cursillo, vídeo o contenido ad hoc que va a marcar la diferencia, pero luego o nunca lo sacan, solo lo anuncian, o cuando lo sacan pasa totalmente desapercibido, porque entre tanta endogamia y darse likes entre ellos se les ha olvidado que existe más gente, y que pasan de ellos.


- Los que aprovechan para hacer ruido: Son un sub-género dentro de la Comunidad Unida, a los que realmente el tema ni les va ni les viene, ni paganos, ni espirituales, ni nada, pero que casualmente, oiga, tienen un pequeño emprendimiento, o una página donde comparten su arte, o pertenecen a algún tipo de asociación absolutamente irrelevante, y aprovechan. Darían un huevo y parte de otro por tener un montón de publicaciones hablando de ellos, aunque fuera mal, así que se apuntan a lo que sea para compartir hashtag y que les den los buenos días. Suelen aprovechar estar en todo el cogollo del odio para abrir nuevo perfil, nuevo canal de YouTube o nuevo lo que sea, qué no, que lo estaban pensando de antes y era un proyecto en el que llevan trabajando semanas... Meses... ¡Años! Que coincida con el conflicto, te lo juro MariCarmen, es purita casualidad. Si te ha gustado lo mal que he hablado de fulanito a quién estamos despellejando, pasa a dar un like. Nos tenemos que apoyar entre nosotros. Yeah.


- El troll anónimo: En el 99% de los casos, el troll anómino es un creador de contenido, que se cree exitoso o en vías de tener éxito, que estaba taaan enfadado contra la víctima del conflicto, que prácticamente ya no le queda sangre. Solo bilis. Y enfadado por qué, te preguntarás. Quién lo sabe. Porque la víctima es más alta, o más baja, o más algo. Pero suele ser porque la víctima es más de verdad, es mejor persona, no va robando contenido a tutiplen, no compra seguidores y no ha ido pisando la espalda de amigos y conocidos para seguir progresando. La mala conciencia siempre pide un pago, amigos. Ve en la oportunidad del conflicto una ocasión de sacar de dentro todo el odio y el rencor que guarda, sin que nadie se entere de que quién es... Por supuesto, a los 10 minutos de su aparición todo el mundo está haciendo cábalas, uniendo los puntos y sacando una conclusión, pero como nadie se lo dirá nunca a la cara, para evitar ataques de troll furibundo, se cree que cuela. El otro 1% de trolles anónimos son sencillamente enfermos mentales. Estadística dixit. No maten al mensajero. #veaterapia


Los esto no va conmigo: Los esto no van conmigo se consideran, en general, buena gente, creyendo que el sistema de agachar la cabeza y meterla bajo la almohada dará buenos resultados a corto y medio plazo. Aunque les cueste reconocerlo, suelen pensar aquello de cuando el río suena, agua lleva, y que si alguien se ve inmerso dentro de un conflicto, aunque se vea a la legua que es injusto y desproporcionado, será por algo. Opinión tienen, amigos, aunque pasen de darla. Miran a otro lado, intentan ir a lo suyo y, si alguien les pregunta insistentemente, contestarán aquello de, "yo de esto no sé nada, no quiero líos, aunque sí es verdad que si está pasando, algo hay que no sabemos". Son la sal de la tierra, la guinda del pastel, el ingrediente indispensable para que cualquier buen conflicto privado se convierta en un drama público con bien de sangre, sin principio ni fin en la vida de alguien. Todos los demás grupos no tendrían NADA que hacer si ellos no existieran. Pero no lo quieren ver, porque están con la cabeza bajo la almohada. Nadie victimiza y revictimiza a la víctima como ellos, con su pasividad y tibieza, pero sobre todo esparciendo sospechas por no hablar claro. Lo más trágico para los esto no va conmigo, es que, como piensan que en el fondo la víctima se lo debe merecer, creen que una vez todo se olvide, no habrá más conflictos, sin entender que la lista es larga y ellos son los siguientes. Cuando les ocurre suelen pedir ayuda a los demás, horrorizados por la tremenda injusticia que están viviendo, pero como se rodean siempre de otros esto no va conmigo, no solo nadie les ayuda, es que las sospechas a su alrededor crecen y crecen. De todos, los que perpetúan los conflictos tóxicos y el ambiente censurado y la necesidad que tenemos todos de andar como pisando huevos, sin duda, son ellos. Baia, baia. Qué irónica es la vida.


- Las víctimas agrupadas: Como su propio nombre indica, son personas que han sido víctimas de conflictos tóxicos y negativos, en manos de justicieros, comunidades unidas, los que aprovechan para hacer ruido, trolles anónimos y los esto no va conmigo. Se sienten, y con razón, solos, sin un foro donde decir su verdad, acosados por otros lados y eso, víctimas. En vez de hablar claro y con valentia cuando es necesario, la manera más sencilla de afrontar el vendaval, compartir con gente que realmente les entiende e ir gestionando y sobrellevando el percal, es unirse. Normalmente cada una viene de su padre y de su madre, lo que no las hace conocer realmente a sus nuevos socios de penurias (ya sabes, misery loves company) lo que desemboca en que antes o después creen frente común con alguien que se estaba victimizando falsamente, cuando realmente no era víctima (gran red flag), o que se asocien con un justiciero infiltrado, que se ofrece como abogadillo de los pobres, con las peores intenciones (sí, de estos hay a porrones, te sorprenderías). Acaban como la casa de Bernarda Alba SIEMPRE, el conflicto se suele retroalimentar y los apoyos y simpatías que su caso había levantado se suele diluir entre tanta repetición de lo mismo, y tanta amistad socialmente "tocada", cuando no es porque el justiciero infiltrado directamente usa la información conseguida con engaños para seguir ajusticiando. Energéticamente negativo, y para la salud mental y física, que te cuento que no sepas, mayormente porque la sensación de unidad lleva a las víctimas agrupadas a convertirse muchas veces a su vez en justicieros, o en comunidad unida. De todos los casos, el que tiene una solución más compleja y en el que, creo, que todos tenemos un granito que aportar, sin duda es en este.


No creo poder decir que no haya estado en alguno de estos grupos, al menos una vez en mi vida... en el colegio. En el colegio, amigos. Porque, a medida que te vas haciendo mayor, a medida que todo el trabajo espiritual, las creencias en los dioses, el marco moral y la ética, que con tanto trabajo vas comprendiendo, a medida que te vas conociendo, haciendo acto de contrición, descubriendo lo tooooonto que has sido, pidiendo perdón, perdonándote a ti mismo, transcurren, dejas de caer en estos roles tóxicos. Un colectivo espiritual está conformado por cientos de miles de individuos, cada cual con su propio origen social, cultural y ético, que, se supone, se están esforzando por madurar, por crecer y ser la mejor versión de ellos mismos, dentro de unos parámetros que todos ellos reconocen como justos, válidos, deseables y alcanzables.


Uhm... ¿A ver si el problema va a ser la falta de metas y parámetros como colectivo? No se supone que nadie tenga que ser perfecto y caer en estos modelos tóxicos, en lo que refiere a los conflictos mágicos, es algo normal, humano... pero no es algo deseable. Ni justificable. Ni como individuos, ni como colectivo. Desde luego el no tolerar estos roles, ni en nosotros ni en otros, es lo que marca que un colectivo se convierta realmente en una comunidad. Luchar contra la toxicidad. Buscar valores más elevados. Marcar una diferencia, tanto individualmente, como en conjunto. No exportar comportamientos tóxicos de otras comunidades. Intentar, solo intentar, pero con fuerza y cada vez mejor, hacer las cosas un poco mejor cada día.


Mucho Amor, Maeve Madrigal, Sacerdotisa de la Diosa.


(En el próximo capítulo de la Serie Consejos que nadie me ha pedido pero que aún así regalo, because patatas: La segunda parte de Las Guerras de Brujas, consejos para la resolución de conflictos pagan style).




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