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ES EL ALGORITMO EL DIOS DEL SIGLO XXI


"Cuando hombres de la notoria moralidad de Pitágoras, Platón y Lámblico tomaron parte de los Misterios y hablaban de ellos con veneración, hacen mal los modernos críticos en juzgarlos tan solo por las apariencias".

- Helena Blavatsky


Con una cierta frecuencia, en oleadas, aparecen en mi bandeja de entrada mensajes e emails con preocupaciones, anécdotas e historias sobre redes sociales, especialmente desde la aparición de Tiktok y el fenómeno de los llamados witchtokers. La preocupación por cómo se está tratando, o maltratando, el tema mágico de moda en unas redes que requieren del creador de contenido estar inventando continuamente trendings para no perder visualizaciones, likes y relevancia, no es un tema nuevo y ya tratamos de él en otra entrada del blog aquí


La práctica mágica y el paganismo están unidos indefectiblemente a la idea de un bien superior, que vela y cuida por nosotros. Aunque es verdad que en el paganismo, al contrario que en las religiones del libro, el devoto no cree que, por el simple hecho de nacer, precioso y único copo de nieve sin mácula, tengamos en favor de los dioses: Este favor se gana con nuestras decisiones, nuestro esfuerzo por acercarnos en nuestra obra y pensamiento a lo divino. El camino del héroe, aquel que sigue a los dioses, es el que abre las puertas a su protección y a su guía. Pero el Dios y la Diosa están siempre ahí, solo tienes que decidirlo. En un mundo lleno de tretas, de engaños, de trampas y de penalidades, en un mundo lleno de belleza, de alegrías, de abundancia y de riquezas, encontrar el camino de los dioses, encontrar el camino de la divinidad y, con él, el camino a un entendimiento superior y a una mayor paz y amor ha sido siempre la fuente de mayores conflictos y dudas ¿Y, no es entender nuestro mundo, lo que hacemos en él, encontrar paz y armonía la meta final de todos nosotros?


Filósofos, santos de todas las culturas, estudiosos, metafísicos, magos y esoteristas, pensadores clásicos y modernos, creyentes y ateos, han dejado correr ríos de sangre, sudor, tinta y lágrimas para intentar encontrar un sentido a las miles de señales, a las sincronías, a los mensajes divinos que nos acompañan desde nuestro nacimiento, y que parecen que quieren guiarnos a esa meta última del ser humano. Las señales están por todas partes. El trabajo, el aprendizaje, el secreto último es saber interpretarlas.


Tradiciones, iglesias, religiones y sectas, solitarios y en grupo, los seres humanos siguen diferentes costumbres y folclores a lo largo del todo el globo y toda la historia, para conocer el lenguaje sagrado y misterioso de los dioses y de esta manera elevarse y estar en contacto con lo que hay de divino en el mundo. Diferentes formas para conseguir un fin último. Se dice, en casi todas ellas que, cuando el ser humano purifica su cuerpo y su mente de miedos, cuando deja atrás la vana concepción de ser vivir autocentrado. Meditaciones, oraciones, devociones y actos de generosidad desinteresados, se repiten en todas las culturas para ayudar a nuestro pobre cuerpo físico a ver, escuchar y entender el lenguaje simbólico de las esferas, que nos trae la palabra que aquellos que nos crearon.


Y, amigos, llega el siglo XXI y, con él, llega internet. En el año 2008, Facebook era un erial en el que tu perfil podía ser visitado por nadie en todo un mes, tenías que pedir a tus amigos su enlace para poder seguirlos y asomarte al perfil de un desconocido, por curiosidad o por casualidad, producía una cierta sensación de voyerismo incómodo y prohibido. No había algoritmo. Todo lo que allí ocurría, las interacciones, las conversaciones, los seguimientos, era absolutamente orgánico y tan real como real pueden ser los contactos con otros seres humanos. En una sala con cientos de miles de personas eso sí.


Para el estudiante de esoterismo, las señales lo son todo. Son nuestro camino. Para el pagano, los dioses ponen en nuestro camino a las personas, las situaciones, los problemas y las soluciones que necesitamos exactamente en ese momento concreto de nuestra vida, para avanzar, aprender, evolucionar y conseguir la información y la sabiduría necesaria, y justo en el momento en que la necesitamos. Los problemas se repiten en nuestra vida, una y otra vez, hasta que integramos el foco del conflicto. Las personas con las mismas características aparecen con diferentes máscaras hasta que aprendemos a amar sin aferrarnos y a poner límites de autocuidado y de amor propio. Las mismas situaciones, con diferentes disfraces, las mismas piedras en nuestro camino... la vida es un continuo rito de paso y una escuela de aprendizaje natural para llegar a una nueva "clase", una nueva sabiduría, un nuevo conocimiento que nos acerca más a nuestra meta y nos permite vivir mejor y ser mejores individuos. En ese proceso, las señales del Espíritu, de Dios, de los dioses y guías jalonan todo el camino. Llega, en tiempo perfecto y formas perfectas, para ayudarnos a tomar decisiones mejores y sentirnos acompañados y protegidos.


En algún momento de principios de los años 2000, las redes sociales dejaron de mostrarnos a los amigos de nuestros amigos, a las páginas que habíamos buscado, porque nos interesaban, los temas que queríamos conocer. Dejaron de ser tan naturales, tan orgánicas, tan divinas como la vida real no virtual. A partir de ese momento, lo que ves, a quién puedes seguir, de qué alimentas tu mente y tu espíritu sagrado ya no llega a ti justo en el momento perfecto de tu crecimiento espiritual y humano, para alcanzar la meta de mayor conocimiento, Amor y paz de tu persona y tu espíritu en tu vida. Ahora, todo eso lo elige un algoritmo. Una por una, todas las plataformas orgánicas, en las que los seres humanos nos relacionábamos siguiendo los latidos marcados por nuestra alma han ido siendo censuradas, borradas del mapa o tomadas por IA, disfrazadas de complejas fórmulas matemáticas, con la escusa de la necesidad de monetizar las redes sociales e introducir anuncios personalizados y dirigidos.


En redes sociales, ya no hay señales, sincronías ni mensajes del Espíritu. Todo lo que ocurre está controlado a través de complejas tecnologías de lectura de estados de ánimo y del pensamiento a través de la cámara de tu smartphone, con programas de reconocimiento facial, para asegurar que no abandones la plataforma y poder venderte productos, estados de ánimo artificiales y a las estrellas elegidas por el sistema de la AI. Pero no solo es eso, seguir, estar en contacto, comunicarte con quien TÚ SÍ QUIERES, porque te inspira positivamente, porque no te anula, sino que te suma, porque alimenta el Alma y no el ego, es una batalla constante que, la mayor parte de las veces, perdemos.


En el mundo de las redes sociales hay un nuevo dios, que decide por nosotros que le ocurre a nuestra Alma. Y sus señales... ¿A qué nos están acercando?


Pienso mucho, mucho en ello.

Mucho Amor, Maeve Madrigal

Sacerdotisa de la Diosa.



Disclaimer: Creo que internet es uno de los mayores regalos que el ser humano moderno a recibido en este siglo que estamos viviendo. Información, contacto, sabiduría, inspiración y noticias corren como la pólvora en segundos a través de todo lo largo del globo. También el Espíritu de todas las cosas se manifiesta a través de la red de redes, porque no hay nada bajo el cielo y sobre la tierra que no lleve su impronta.


Internet es para la Matrix, el gran peligro.



 


 



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