El desenganche digital de Facebook ha traído como efecto secundario sorprendente que no me apetezca nada compartir mis pensamientos en las redes sociales ni en el blog, y tengo que hacer un esfuerzo consciente para estar presente. Sé que ésto también pasará y que no es más que la parte oscura de mi personalidad, queriendo esconderse en la cueva de nuevo, pero la tensión para salir de la zona de confort está ahí, presente. Hace calor, tengo sueño y quiero una botella de Ribera de Duero... supongo que el ogro gruñón que vive en mi quiere desapareeeeeceeeer.
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