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Espiritualmente sinvergüenza


Hoy Mercurio sale de retrógrado y me parece un día estupendo para presentaros mi nueva página web, mi nuevo blog y algunas de las nuevas tiradas de tarot que he creado escuchando vuestras peticiones y preguntas de este último año. Estoy nerviosa y excitada ante estos cambios tan deseados y tan esperados. ¡Espero que os gusten tanto como a mi!


En nuestra sociedad, la palabra espiritualidad lleva asociadas imágenes extrañas de axilas sin depilar, mucho humo de incienso de pachouli, faldas vaporosas, espíritus bonachones sin malicia (y sin muchas luces, todo sea dicho), posturas incómodas de yoga, ideologías anticientíficas, campanas tibetanas, vegetarianismo radical, rastas y teorías conspiranoicas. Los tabúes sociales que aliñan una vida orientada al crecimiento espiritual son tantos, y nos son inculcados desde la infancia más tierna, que muchas personas profundamente espirituales y en búsqueda de ese "algo más" que no se puede encontrar en la televisión, al ser preguntadas sobre sus creencias personales no son capaces de dar una respuesta más allá del consabido "yo no creo en Nada, pero creo que hay Algo" porque no han crecido con el espacio emocional necesario para reconocer en voz alta y conscientemente su propias, y sanas, necesidades espirituales. Somos seres con Alma, con una hambrienta y voraz.


Para mi, la espiritualidad es crecer, mejorar el mundo que me rodea empezando por mi vida, mantener una actitud positiva siempre y en todo lugar, ser una persona confiable y todo lo honesta posible, dar Amor, emponderar a mi prójimo y hacer de la Sororidad mi bandera, pero ... también es sujetadores de encaje, el último eyeliner de Kat Von D, no dejarme avasallar por nadie, decir mi verdad tranquila y claramente, sin transigir, reclamar mi diferencia como mujer, comer chuletones, la crema antiarrugas, empezar la mañana con música disco, las polaroilds, llevar las uñas pintadas, las obras completas de John Irving, los chupitos de tequila y trasnochar charlando por Whatsapp. Y aunque, sí, como mucha verdura y bendigo la mesa en la que me siento, hago yoga y medito muchas algunas mañanas, me gusta el pachouli y me pierdo por una buena teoría conspiranoica, te aseguro que mis axilas están perfectamente depiladas. SIEMPRE.


Supongo que fui una ex estudiante de físicas y de medicina, que se pasó al lado oscuro y decidió no creer en dogmas de ningún tipo y comprobar por si misma, empíricamente, cómo era posible que tantas personas en el mundo, feas y guapas, tontas y listas, cultas y sin estudios, dedicaran sus vidas a creer, cultivar y seguir supersticiones y creencias sin base científica aparente y, con ello, a mejorar sus vidas, las de sus vecinos y el planeta en el que viven. Tal vez, en el proceso, me enamoré perdidamente de las tradiciones y el folklore antiguo, de las brujas y de la magia, de la Energía Universal, de la Tierra y de lo que nos late muy dentro a todos los seres humanos. Un viaje crítico y científico en el que abandoné la cultura de la personalidad, del antropocentrismo y de lo políticamente correcto, para embarcarme en la senda del conocimiento que fue robado a la Humanidad en tiempo inmemorial, del autodescubimiento, de la cultura del carácter, del empirismo más salvaje, de paseos a la luz de la luna, de rituales a la luz de las velas, de conversaciones chamánicas con ancestros y seres de otras esferas, de actividades sobrenaturales, pócimas y hechizos, sígiles y ritos iniciáticos, vellos de la nuca erizados y lágrimas brotando de incredulidad y emoción, alegrías inexplicables y sensaciones inabarcables. Y ni falta que hace. Pero, sobre todas las cosas, de andar entre mundos; allí donde la Física teórica y el Amor se dan la mano, para convertirse en la (redescubierta) religión del nuevo milenio: LA MAGIA.


No creo que se pueda explicar la explicar la espiritualidad con unos pocos clichés manidos, por eso en este blog intentaré acercarte la mía, con todas sus complejidades. El objetivo es emponderarte; darte a conocer otras realidades, enseñarte que no estás sola y que no debes ocultarte para ser aceptada: las mujeres estamos locas, somos unas locas y nuestra locura no es nada que se deba ocultar. Nuestra locura es la voz de nuestros ancestros, el conocimiento inconsciente de miles de generaciones, hablando a través de nuestras manías y pasiones. Somos las removedoras de energías, las sanadoras, las madres, las amantes, las abuelas. Somos las brujas, brujas, brujas, brujas. Las mujeres plenas. Y este, sobre todo, es un blog sobre

SORORIDAD.


Las "abejas reina" se tienen que acabar.

Mucho Amor,

Maeve.

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